Extraído de mi libro “Didá Obí. . .Adivinación a Través del Coco.”
Traducido por: Juan “Adejola” Olivera, Olorisha Omosangiyan.Artista plástico: Escultor
Carolina: El Impresor, 1980.

El esbozo de la siguiente mojubá, es un trozo extraído de un libro que publiqué en Puerto Rico, en 1980. Proyecté una estructura de esta mojubá para el primer seminario ofrecido por el Templo Yoruba Omo Orisha de Puerto Rico, en 1980, donde diserté. Desde entonces, la he venido usando en varios seminarios donde he disertado; Miami, California, Chicago y Michigan. Esto no significa que sea la mojubá definitiva. Es básicamente un modelo que cualquier devoto, ordenado o no, puede seguir de una forma estructurada con contenido.

Todo acto o adoración de la religión lukumi debe iniciarse con una libación de agua fresca, seguida por la invocación de homenaje, la oración conocida como mojubá. Esta es la contracción Yoruba de las palabras emi— yo, y ajuba—saludo. “Yo saludo.”

Esta invocación es dividida en varias secciones. La primera de ellas, comienza con un saludo a Olodumare, llamándolo por todos sus nombres de homenaje, en un acto de reconocimiento y tributo al Creador Divino y a su Omnipotencia. pesar que se tiene por una divinidad silenciosa y distante, en la tradición lukumi, Olodumaré debe ser reverenciado en todos los rituales, ya que sin el Sr. Supremo nada podría ser posible.

Después de prestar homenaje a Olodumaré, pagamos tributo a dos ancestros que desempeñan un importante papel dentro del esquema de la religión Lukumí: . These are Asedá (Ashedá) and Akodá, dos antepasados muy importantes; que se cree habrían sido los dos primeros discípulos de Olodumaré, a quien le fue confiada la diseminación de las palabras sagradas de Olodumaré y de los orishas por todo el mundo. LosBabalawos creen que habrían sido los primeros discípulos de Orúnmilá que le ayudarán a divulgar Ifá y su sabiduría, a toda la humanidad. Fueron los primeros embajadores de la religión Yoruba (y por extensión la religión lukumi).

Continuamos, prestando homenaje al tiempo. econocemos el pasado, el presente, y el futuro como testigos indispensables del viaje de un minuto de la humanidad, a través de los dominios de la existencia. Haciendo esto rogamos por la existencia ininterrumpida del mundo y de nuestra especie.

Seguidamente, prestamos tributo a nuestra madre y nuestro padre, iyátobí y babátobí, los dos individuos más esenciales, sin los que, obviamente, no existiríamos. Los Lukumies son un pueblo muy orientado por la familia, y sus descendientes dan gran importancia y respeto a sus progenitores, a quienes adoran durante sus vidas; y también después de la muerte. De hecho nuestros padres son tan sagrados tanto como los orishas. En los rituales de iniciación, el Obá Oriaté deberá prestar homenaje a nuestros padres en importantes intervalos, durante la ceremonia.

Homenajeamos después a ará— la Tierra; el cuerpo físico del planeta— y a ilé— el suelo que pisamos, bien como la casa donde vivimos. Tal como un silencioso observador, este planeta provee de lo necesario a nuestra existencia y él es el receptor eventual de todas nuestras acciones. Ilé nos da vida y nos nutre a lo largo de nuestra existencia, por lo que, después de morir, tenemos que nutrirla con nuestros cuerpos, que ella sustentó durante todos estos años. Como es bien sabido los olorishas no pueden ser quemados, deberán retornar a la tierra que los creó.

La segunda sección de una mojubá consiste en saludos a nuestros antepasados. En la tradición Lukumi los ancestros se les llama Egúngún o Egún. Estos no deben ser confundidos con los Araorún (Araonú)— ciudadanos del Cielo, ni con los Iwín¬— almas errantes que vagan por la Tierra. Egúngún son solamente aquellos espíritus relacionados con nosotros por lazos sanguíneos o a través de nuestro linaje de orisha. Todos los demás son Araorún. Iwín son entidades negativas, comúnmente espíritus de personas que murieron antes del tiempo debido; ya sea, porque cometieron suicidio o fueron muertas por sortilegios o brujerías. Aunque esta no sea una práctica habitual existen algunos/as olorishas que dan tributo a guías espirituales en sus mojubás. Esto es un error. Esas entidades son reconocidas en forma general en un segmento particular de la mojubá, y no deben ser incluidas dentro de nuestros Egún, simplemente porque no son Egún. Araorún, tal como vimos, son reconocidos en la etapa final del segundo segmento, cuando decimos: Mojubá gbogbowán olodó araorún, oluwó, iyaloshá, babaloshá, omó kolagbá Egún mbelése Olodumaré.

Los lukumí consideran sus antepasados tan importantes y sagrados tanto como los orishas, y dignos del mismo respeto. De hecho, Egún complementa el orisha, tal como queda claro en el proverbio: ikú l’obí osha—de la muerte nace el orisha. Desafortunadamente, la explicación de este proverbio no puede ser revelada en un foro público. En este estadio de la mojubá, algunos antepasados son llamados para que presten su ayuda en la apropiada ejecución de las ceremonias llevadas a cabo y para que ofrezcan apoyo y sapiencia en favor de los presentes. Después que tengamos saludado los Egungún de los devotos, honramos, entonces, a los ancestros que acompañan a nuestra iyalorisha o nuestro babalorisha y a nuestra ojigbona—asistente de la iyalorisha o babalorisha durante nuestra ordenación, y a todos los que acompañan a los miembros de nuestra comunidad religiosa en particular.

TEl tercer y último paso consistente en una oración para Olodumaré y para todas las otras entidades llamadas anteriormente para asegurar la buena existencia del devoto, de sus entes queridos, y de todos los que estén presentes, de manera que ningún contratiempo pueda afligirlos, puesto que no forma parte del destino que ellos escogieron.

La Invocación

Mojuba Olofín, Mojuba Olorún, Mojuba Olodumare
Olorún Alabosudayé, Alabosunifé
Olorún Alayé, Olorún Elemí
Mojuba Ashedá, Mojuba Akodá
Mojuba ayaí odún, oní odún, odún olá
Mojuba babá, Mojuba yeyé
Mojuba ará, Mojuba ilé
Mojuba gbogbowán olodó araorún, oluwó, iyalosha, babalosha, omó kolagbá Egún mbelése Olodumare
Araorún, ibá é layén t’orún “so‑and‑so,” (a lo que los presentes responden) ibá é
Nombres de todos los Egún ibá é
ibá é
Conocidos por el Olorisha ibá é
ibá é, etc…

Después de saludar a todos los antepasados conocidos y reverenciados de acuerdo con la tradición del linaje del Olorisha, el sacerdote o la sacerdotisa dice:

Ibá é layén t’orún gbogbó Egún araorún orí emí naní [Nuestro nombre es mencionado en reverencia a nuestros antepasados]
Ibá é layén t’orún gbogbó Egún araorún orí iyalorisha emí [aquellos que acompañan a nuestro babalorisha o iyalorisha]
Ibá é layén t’orún gbogbó Egún araorún orí Ojigbona emí [El sacerdote o sacerdotisa que sirve como nuestro/a Ojigbona]
Ibá é layén t’orún gbogbó Egún araorún orí ni gbogbó igboro kalé ilé [Todos aquellos que están presentes]
Ibá é layén t’orún gbogbó Egún, gbogbowán olodó, lagbá lagbá, Araorún, otokú timbelayé, mbelése Olorún, Olodumare.

Kinkamashé [Iyálorisha o Babálorisha]
Kinkamashé [Ojigbona]
Kinkamashé [Oriaté]
Kinkamashé [(Babalawó, si aplica]
Kinkamashé [Todos os olorishas vivos de nuestro linaje que quiéramos saludar u orar por ellos]
Kinkamashé Orí‑Eledá emí naní [Uno mismo]
Kinkamashé gbogbó kalenú, igboró, aburó, ashíre, Oluwó, Iyalosha, Babalosha, kale ilé.

Significado de las palabras usadas en esta mojubá

Mojuba: Saludo o presto homenaje a
Olofín: Dueño del palacio
Olorún: Dueño del Cielo
Olodumare: Dueño de la basta expansión del universo
Alabosudayé: Protector que todo abarca en la Tierra
Alabosunifé: All-embracing protector of the town of Ifé
Alayé: The living one (God)
Elemí: Owner of the breath
Ashedá & Akodá: Holy messengers
Ayaí odún: The days that were; the past
Oní odún: The days that are; the present
Odún olá: The days that will be; the future
Babá: Father
Iyá: Mother
Yeyé: Mommy
Ará: Body; the planet
Ilé: The soil we thread upon; the house we’re in
Gbogbowán olodó: Those who have departed from our path and are living at the river’s edge (deceased Olorishas)
Araorún (Araonú): Citizen of heaven
Oluwó: Ifá priest
Iyalosha: Mother in orisha; priestess
Babalosha: Father in orisha; priest
Omó kolagbá: High priest, endowed and knowledgeable in all aspects of the religion
Mbelesé: At the foot of
Ibá é layén t’orún (t’orún): Those that have departed to the land in heaven (orún reré)
Alagbá lagbá: All elders, present and not. (lit. an elder among elders)
Otokú: He/she who has died
Timbelayé: Firmly in the other world
Kinkamashé: Let nothing (negative) happen to
Ojigbona: Assistant to the initiating Iyá or Babálorisha
Oriaté: The high priest/ess who performs the ordination ceremonies
Emí naní: I; myself
Gbogbó kalenú: All those present in the house
Igboro: Visitors
Aburo: Brother or sister
Ashiré: Children; mount or horse of the Orishas (person who is possessed by an Orisha)
Kalé ilé: All those who are in the house

Antepasados renombrados que deben ser invocados en nuestras mojubás

El primer grupo son pioneros vagamente recordados, y que llegaron a Cuba en los comienzos del siglo XIX. Virtualmente, absolutamente nada es conocido acerca de aquellos olorishas, a no ser que la mayoría de ellos hubiese estado asociada al Cabildo San José 80.

Gbangboshé Awapitikó
Malaké la grande
Malaké la Chiquita
Dadá
Kaindé
Adeú
Tawadé
Odé Waro
Ña Inés, Yenyé T’Olokún
Teresita Ariosa, Oñí Osun (a pesar de que algunas fuentes digan que se llamaba Oshún Funké u Oshún Kayodé)
Omó Delé
Obankolé
Adufé

A pesar de que algunos de los olorishas del segundo grupo sean más enigmáticos que los primeros, son mejor recordados, por sus actividades durante el final del siglo XIX y a los comienzos del siglo XX.

Ña Rosalía, Efunshé Warikondó
Progenitora de la nación Egbado, Omó Oshosi. IEn el último cuarto del siglo XIX, Efunshé puede haber introducido la ceremonia Habana-céntrica del adoshú y que todavía es practicada, la cual eventualmente fue diseminada por toda la isla.

Ma Monserrate González, Obá Tero
Progenitora de la nación Egbado, Oní Shangó. OObá Tero es la fuente de muchos orishas Egbado en Cuba: Olokún, Oduduwá, Boromú, Yewá, y otros. Su linaje está muy bien enraizado en Matanzas.

Fermina Gómez, Oshabí
Ordenada por Ma Monserrate González, luego de la muerte de esta, Oshabí fue conocida como la fuente de mayor reputación de los orishas Egbado en Cuba, tales como Olokún, Yewá y Oduduwá, hasta su fallecimiento en 1950. Heredó su conocimiento a la iyalorisha, Obá Tero.

Arabia Oviedo
Sacerdotisa de Oyó, que fundó un linaje en la localidad de Pueblo Nuevo, en Matanzas. Su linaje, probablemente sea el segundo más numeroso en Matanzas.

Timotea “Latuán” Albear, Ajayí Lewú
Oní Shangó es una de las primeras Obá Oriaté cubanas. Instruyó a Octavio Samá, Obadimejí.

Ña Belén González, Apóto
Fundadora del linaje comúnmente conocido como “la pimienta”. INo está claro si fue Oló Oshún u Oní Yemojá. Fue ordenada en Cuba por una iyalorisha conocida como Teresita Oshún Funké, probablemente la misma Teresita Ariosa. Una fuente dice que fue ordenada por La China Silvestre, Oshún Miwá, mientras otras dicen que Apóto fue la que ordenó a Oshún Miwá.

Ña Margarita Armenteros, Ainá Yobo
Fundadora de otro importante linaje en La Habana. Tibursia Sotolongo, Oshún Mewá y el Obá Oriaté Abelardo Bequé (Becker), Oñí Oshun (omorisha de Tibursia) descienden de Ainá Yobo.

Ño Filomeno García, Atandá
Babalawo, onilú— tocador de tambor — y abegí — tallador, junto con Añabí, tallaron los primeros tambores batá ortodoxos fabricados en Cuba. Atandá también cuenta con la reputación de haber tallado las máscaras (posiblemente Geledé) de Olokún, usadas en el siglo XIX, en la ciudad de Regla, Cuba, para danzar en homenaje a este orisha.

Ño Juan “el cojo,” Añabí
Babalawo, onilú— tocador de tambor — y abegí — tallador, junto con Atandá, tallaron los primeros tambores batá ortodoxos en Cuba.

Ño Remigio Herrera, Adeshiná
Probablemente uno de los primeros babalawos en llegar a la isla, cerca de 1830, y probablemente tubo alguna participación en las ceremonias de creación de los primeros tambores batá en Cuba, por Atandá y Añabí. A pesar de haber ingresado a Cuba a través de Matanzas, donde vivió por algunos años, también era bien conocido en la ciudad de Regla, donde pasó sus últimos 35 años en la isla, fundando el Cabildo Yemajá, que después fue heredado por su hija Josefa “Pepa” Herrera, Eshúbí.

Octavio Samá, Obadimejí
TEl primer obá oriaté masculino; nacido en Cuba y discípulo de Latuán. Obadimejí fue ordenado dos veces: primero a Oshún, en su localidad natal, Sabanillas, y después a Aganjú, cuando llegó a La Habana, a finales del siglo XIX. Latuán y Efunshé se negaron a creer que ya estuviese ordenado y exigieron que pasase de nuevo por el ritual de ordenación. En el itá, descubrieron que se en sí había sido ordenado por segunda vez y de allí su nombre “el rey se transformó en dos” (o como se interpreta en Cuba: “aquel que fue coronado dos veces”).

José Roche, Oshún Kayodé
Ordenado en 1896 por Tranquilina Balmaseda, Omí Saya, una religiosa descendiente de Efunshé. Oshún Kayodé probablemente, fue el segundo oriaté masculino, parcialmente instruido por Latuán.

Calixta Morales, Odé Deí
Algunas fuentes creen que era hija de Efunshé. Otras dicen que eran apenas buenas amigas. Lydia Cabrera la llamó “la última gran apuón femenina”. Probablemente fue la primera olorisha de Oshosi ordenada en Cuba.

Josefa “Pepa” Herrera, Eshúbí
Hija de Adeshina y posiblemente, la primera Olorisha ordenada para Elegbá en Cuba. Doña Inés, Yenyé T’Olokún y Ma Monserrate González, Obá Tero, fueron sus madrinas en el último cuarto del siglo XIX. Pepa es más recordada por las procesiones de su Cabildo, que ella organizaba anualmente en la ciudad de Regla, para honrar a Yemojá y Oshún.

Tata Gaytán, Ogundá’fún
Fue un famoso babalawo, muerto en 1945 y probablemente el primero en ser ordenado en Cuba. Adeshina por Adeshina, al final del siglo XIX. Más conocido por haber heredado Olokún de su abuela Yenyé T’Olokún y de ahí, pasó a ser el primer babalawo en consagrar a Olokún para otros babalawos en el inicio del siglo XX.

Aurora Lamar, Obá Tolá
Hasta la revolución Cubana, Aurora Lamar fue, probablemente, la más prolífica de las iyalorishas de Cuba, habiendo ordenado alrededor de 2000 personas. Introdujo la religión en Santiago de Cuba en los años 40. Su linaje, probablemente sea el más extendido actualmente.

Tomás Romero, Ewín Letí
Tomás Romero fue el único discípulo oficial de Obadimejí. Fue uno de los más populares oriatés, después de la muerte de su mentor.

Nicolás Valentin Angarica, Obá Tolá
Obá Tolá fue ordenado por Obadimejí en 1941, siendo su aprendiz hasta la muerte de su babalorisha en 1944. A pesar de haber trabajado con su babalorisha un período de tiempo muy corto, trajo a La Habana el conocimiento que había obtenido en su familia, en su localidad nativa, Carlos Rojas, en Matanzas. Era descendiente de una larga estirpe de olorishas. Es más recordado por haber escrito el primer libro sobre la religión Lukumi, publicado en Cuba en los años 50: “El Lucumí al Alcance de Todos”.

Lamberto Samá, Ogún Toyé
Uno de los dos más importantes oriatés que sucedieron a la generación de Tomás Romero.

Los siguientes, son importantes Egún de la Diáspora Cubano-Lukumi.

Mercedes Noble, Oban Yoko
La primera olorisha en realizar una ordenación completa en la ciudad de New York, en 1964.

Laura Noble, Omí Lefún
La primera olorisha en realizar una ordenación completa en la ciudad de Miami, en 1964.

Orestes Blanco, Oshún Wé
Junto con Viki Gómez, Osha Inle (todavía vivo), Oshún Wé fue el oriaté en la primera ordenación realizada en los Estados Unidos, en 1964.

Chris Oliana, Obá Ilú Mí
El primer afro-americano en viajar a Cuba para conocer la religión lukumí, en la década del 50. Fue ordenado pro un omorisha de Fermina Gómez, Oshabí.

Pancho Mora, Ifá Morote
El primer babalawo en los Estados Unidos y posiblemente, uno de los primeros olorishas en tomar como residencia este país, en el siglo XX. Era omó de Yemojá pero no fue iniciado en osha; sólo en Ifá.

Apolinar González, Oshaweyé
Oshaweyé fue uno de los dos oriatés más importantes durante los años de formación de la religión en los Estados Unidos. Falleció en Los Ángeles, en 1980.

Asunta Serrano, Osá’unkó
Osá’unkó fue, probablemente, una de las primeras puertorriqueñas en ser ordenada en la religión lukumí. Fue iniciada en Cuba, al final de los años 50, por Olga Morales, Oshún Funké, una descendiente de Aurora Lamar. Osá’unkó una de las pioneras en New York y una de las primeras lukumies en viajar a Yorubalandia, después de 1959.

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