El Nuevo Herald
Wilfredo Canico Isla

Associated Press
EL BABALAO nigeriano Wande Abimbola preside el octavo Congreso Mundial Yoruba en La Habana, donde participan 700 seguidores del culto a los “orishas”.

Al ritmo trepidante de los tambores africanos, Cuba celebra el VIII Congreso Mundial de Tradición y Cultura Orisha con la asistencia de unos 700 practicantes del culto yoruba en Brasil, Estados Unidos, Canadá, Nigeria, Trinidad Tobago, Francia y el país sede.

Pero la inconformidad de santeros cubanos de la isla y la diáspora por las restricciones organizativas del foro está ya sumando ruido al festín internacional de los orishas.

En Cuba, la Comisión Organizadora de la Letra del Año criticó las limitaciones impuestas a sus miembros para participar en el congreso, patrocinado por la Asociación Cultural Yoruba de Cuba (ACYC). Aunque la convocatoria al evento informaba que podían participar personas no asociadas si pagaban una inscripción de 250 pesos cubanos, las solicitudes de los principales directivos de la Comisión fueron rechazadas.

Los organizadores dijeron que se presentaron más de 800 solicitudes de Cuba, y que la capacidad de admisión de nacionales –unos 300– se fijó a partir de la confirmación de visitantes extranjeros.

Desde Miami viajaron a La Habana unos 20 santeros, pero en la delegación del exilio no hay figuras reconocidas de la comunidad religiosa afrocubana como Rigoberto Zamora, presidente de International Union Yoruba Rights; José Montoya, presidente de la Asociación Lucumí Shangó Eyeífe; o Ernesto Pichardo, líder de la Iglesia Babalú Ayé.

”Este congreso es un conciliábulo armado por el señor Antonio Castañeda [presidente de la ACYC], que no muestra verdadero respeto para los cubanos practicantes de la santería fuera de Cuba ni se inscribe en un espíritu de unidad mundial de las religiones”, opinó Montoya, quien promueve el viaje de un crucero a Cuba con unos 700 santeros y feligreses de los ritos afrocubanos en EEUU.

Para la especialista en asuntos afrocubanos, Natividad Torres, el congreso no resolverá ningún asunto esencial para los santeros, porque ”sus bases están minadas por la hipocresía y la comercialización”. ”Aunque practicamos la misma religión, hay un problema de reconciliación que no está resuelto entre los feligreses cubanos de la isla y del exilio”, explicó Torres. “Pedimos a los orishas por un cambio, porque no estamos de acuerdo en que el gobierno actual siga manejando las riendas del país después de 40 años de traiciones a nuestro pueblo”.

Montoya reafirmó que el crucero viajará a la isla a fines de mes, y aclaró que la iniciativa ”no está vinculada ni amerita el respaldo” de la ACYC.

La pasada semana Castañeda desvinculó públicamente a su organización con el viaje del crucero, y acusó a Montoya de tratar de politizar una anunciada ceremonia religiosa (ebó) a la entrada de La Habana.

Los viajeros planean realizar un ebó en la bahía habanera para pedir una solución a los problemas de Cuba.

”Es muy mediocre determinar desde Cuba lo que los santeros cubanos de afuera debemos hacer o no en nuestra patria”, señaló Montoya.

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