Diciembre 29, 2002, será un día marcado en la historia de la religión lukumí en Miami ya que ninguna de las más de 600 personas que se encontraban presentes en el wemilere que se le dio a Shangó en esta ciudad podrá olvidarlo. La bendición y el apoyo de los orishas se hizo evidente desde muy temprano en la mañana, comenzando con el itá de las guineas que se le dieron a Shangó, y continuando con el wemilere, y la visita de un gran numero de orishas quienes vinieron a apoyar nuestra causa y validar nuestro evento. ¡Modupé ó gbogbó orisha! Fuimos agraciados con la presencia de Elegbá, Shangó, Ogún, Oshún, dos Obatalá, dos Oyá y cuatro Yemojá. ¿Qué más podemos pedir?

Shangó

Shangó advirtió que venía “una cosa grande” para el mundo para lo cual teníamos que estar preparados. Anunció que vendrían muchas muertes y que sería necesario aferrarse a la fe y la devoción a los orishas para enfrentarnos a lo que está en el camino. Recomendó que se le suplicase mucho a Olofín por el bienestar de la humanidad. Incluso hizo una bella obra con un paño blanco que había pedido días antes, simbólica de paz y protección para todos los que acudieron.

Shangó también dijo que aunque la guerra no sería aquí en nuestro territorio, iba a tener repercusiones aquí. Anunció que habrán perdidas y muertes en el país las cuales surgirán a través de la guerra. Él se comprometió a rogar por nosotros al pie de Olodumaré.
Oshún

Oshún pidió que a los tres meses de este wemilere, se le tocase a Elegbá de Armando García, Shangó Dina, ya que había sido esté Elegbá quien nos había ayudado para este evento. Pidió que la comunidad se uniera de nuevo para este acto.

Oshún nos recordó que teníamos que ser más humildes. Que los Olorishas a veces se confunden y se creen que ellos/ellas son deidades propiamente. Oshún nos dice que tenemos que tener más en cuenta a los orishas y a nuestra religiosidad para no sufrir bajo el azote que estos pueden dar.
Ogún

Ogún advirtió que la guerra venía y que teníamos que depositar nuestra fe en Olodumaré y los orishas para no sufrir pérdidas mayores. Al igual que Shangó, anunció que sucederían atentados en el mismo país, y que podía correr sangre en las calles de nuestro país.

Ogún también habló de situaciones que pueden surgir en Cuba y repercusiones de esta guerra en Cuba.

Agradecimientos

El wemilere del pasado 29 de diciembre no hubiera sido posible sin la colaboración de todos los Olorishas y Aborishas que contribuyeron con dinero y trabajo físico, ya que es bien sabido que coordinar un evento de esta magnitud no es cosa fácil. La ayuda prestada por todos en este espacio de mes y medio se hizo totalmente visible el día 29 cuando desfilaron por las puertas del Rancho Oddu Ará más de 600 personas a compartir del último wemilere del 2002 y los ruegos de esta comunidad a Shangó. Es sabido que todo el que acudió al wemilere se marchó sintiéndose renovado en su devoción religiosa y a la vez aliviado al saber que los ruegos nuestros habían llegado al pie de Olodumaré a través de nuestros orishas.

Son demasiados los nombres y sería difícil darle crédito a todos por su ayuda sin olvidarse de algún nombre especifico. Las contribuciones también fueron iguales o hasta más numerosas aún. Esto hace que el proceso de reconocimiento a cada cual sea una labor ardua y difícil. No obstante, lo intentaré. Deseo comenzar pidiendo mil disculpas dado el caso que olvide alguna persona. De por sí, aunque yo me olvide, debe quedar claro de que Egún y los Orishas definitivamente no los olvidaran. De hecho, los tienen que recordar!

Como lo hizo el año pasado, el señor Roberto Berenger, Osha Lerí, dueño del Rancho Oddu Ará, nuevamente nos facilitó el rancho para poder celebrar el wemilere. La generosidad y el nivel de convicción religiosa le han ganado a Osha Lerí—y sus empleados— una multiplicidad de bendiciones en el pasado. Su actitud continúa siendo la misma, la de colaborar y contribuír en todo momento con la comunidad Lukumí. La simple magnitud del evento requería un sitio amplio con las facilidades apropiadas para acomodar la gran cantidad de personas que anticipábamos atenderían a estos eventos. El Rancho Oddu Ará probó ser el lugar ideal para esto.

La segunda mención indudablemente tiene que corresponder a la persona que más arduamente trabajó para este evento, la iyalorisha Jackie Ben, Oshún Funké. Durante largas horas mantuvo la comunicación con los directores de T.O.L.A. (Templo Olorisha Lukumí de las Americas) y entre los directores y la comunidad, asegurando que no quedase un solo paso sin dar para cumplir con el pedido de Shangó. Lamentablemente, el día del wemilere, su señora madre, Obdulia García, Iná Lojú, fue victima de un infarto. No obstante, el infarto no le robó de contribuír con el wemilere y su orisha tutelar. Muchos días antes del evento, Iná Lojú se había dedicado a cocer los pañuelos que usaron los orishas que nos visitaron. La noche antes del wemilere, Ina Lojú cocinó harina en dulce para ofrecérsela a los visitantes al evento. Lamentablemente, los juegos irónicos del destino a veces son crueles y Oshún Funké e Iná Lojú no pudieron acompañarnos en el wemilere. Los ruegos de todos nosotros aún están con esta hermana y su querida madre, pidiéndole misericordia al Ser Supremo por ella.

Agradecidísimos estamos también al Obá Oriaté Armando García, Shangó Dina. Luego de varios intentos con Oní Shangós mayores que él en esta ciudad, quienes por una razón u otra declinaron a que le diéramos el wemilere a su orisha por su jerarquía religiosa, Shangó Dina nos dio la respuesta más honorable y caballerosa posible: “¿quién soy yo para negarle a Shangó el honor que ustedes le quieren rendir?” Su Shangó fue tan caballeroso como él al contestar con un fuerte eyeifé cuando se le preguntó con obí si nos aceptaba el wemilere. También la señora Omaida García, Tinomí, esposa de Shangó Dina, merece todo nuestro agradecimiento. Ambos facilitaron su casa para el sacrificio que se le hizo a Shangó y trabajaron ese día con toda la devoción de verdaderos Olorishas que sienten amor por nuestra religión. ¡Y todo esto, que se diga, sin exigir ni un solo centavo de derecho! Modupué Shangó Dina y Tinomí. Que Shangó, Yemojá y Olodumaré se lo devuelva con creces en felicidad, prosperidad y mucha salud por todo lo que ustedes colaboraron para este evento.

Obá Oriaté Roque “Jimagüa” Duarte, Tinibú, y Babalorisha Abelardo Hernández, Oshún Funké también fueron imprescindibles en todo momento. Tinibú condujo todo el aspecto ritual y Oshún Funké se sentó en estera a tomar ibo el día de itá en nombre de nuestra comunidad. Las manos de ellos estaban limpias y bendecidas ese día ya que nos comunicaron iré elese osha—un bien otorgado por los orishas—e iré arikú—un bien de salud. ¿Qué más podemos pedir?

Los animales que se le sacrificaron a Shangó los donó la iyalorisha Bárbara Yñigo, Ojú Oró, quien también colaboró con el evento desde el comienzo hasta el final. Nuevamente Cristina Hernández, Osikán, facilitó su casa para la reunión inicial y nos permitió consultar a su Elegbá quien nos indicó la voluntad de los orishas. Al igual que hizo para actividades anteriores, prestó toda su energía al evento para que este pudiera lograrse. Igualmente el señor Joaquín “Papito” Mederos, Shangó Larí, y su señora María Mederos, Pablo Álvarez, Adé Funké, y Omar Fernández, contribuyeron en tantas facetas de la preparación que ocuparía dos párrafos detallándose. Mi mamá—¡como siempre en la cocina!—hizo la harina con quimbombó que se le puso a Shangó en el trono.

Agradecidísimos también estamos al Babalorisha Jorge Ortega, Ewín Sholá, quien instaló un bello trono para Shangó. Lamentablemente, respetando el deseo de Shangó Dina quien no le gusta retratar a sus orishas, no le pudimos tomar fotos al trono. No obstante, todo aquel que conoce el trabajo de Ewín Sholá, sabe bien que el trono fue una maravilla. Nos sorprendió muchísimo la bella obra artística que hizo el Olorisha Roberto Torres. Torres y Mauricio Pérez donaron las flores para el trono de Shangó, cosa que algunos de nosotros vacilamos al principio ya que típicamente a Shangó no se le ponen flores. ¡El trabajo de Torres fue una verdadera maravilla artística!

Olubatá Ezequiel Torres y su grupo Ifé Bí Añá, nuevamente donaron sus servicios, y, como siempre, tocaron hasta no poder más, en su estilo inigualable de siempre. Le estamos enormemente endeudados al hermano Torres y su grupo por la gran labor que han hecho. Lamentablemente, nuestra hermana Olympia Alfaro, Omí Sanyá—que en paz descanse— ya no se encontraba entre nosotros en materia, pero estoy seguro que su espíritu nos acompañó. Además, cantaron en el wemilere el Obá Oriaté Roque “Jimagüa” Duarte, Tinibú, Philbert Armenteros, Obá Irawó, Luis Ruíz, Ikú’dayó, Afimayí Galarraga, Andrew Iglesias, y este servidor.

Deseamos mencionar los nombres de todas las personas que contribuyeron a este evento y expresar nuestro más sincero agradecimiento por su contribución. Hubo quien dio dinero, hubo quien prestó sus manos, y otros hicieron ambas cosas. A todos ustedes, ¡modupé ó! ¡Ki Olorún n’agbé ó!

Alajé Thomas
Alimayú Harris
Andrés Guerra
Aramís Cabrera
Ashabí Thomas—quien vino desde Chicago para el evento
Bárbara García
Bárbara Pérez & su hija, Jess
Cacha Sánchez
Carlos Bresó Sr.
Carlos Bresó Jr.
Carmen Marrero
Darrick Griffin
David Font
David Hoft
Diana & Sammy Domínguez
Dorian Hernández
Doris Martínez
Elizabeth y Valentín Llorente
Enrique Hernández
Erik Boone
Eunice Pereira
Flor Decker
Gerardo Durán
Glen Correidera
Graciela Collazo
Henry Pascual
Henry Rodríguez
Ileana Zambrano
Jeff González
Jorge Castillo
Juan Carlos Cabrisas
Juan Martínez
Lázaro
Lázaro Ramos
Lissette Noa
Luis González
Marlene López
Marta Dominguez
Mayra Chala
Migdalia Santos
Milagros Betharte
Nancy Vega
Nelson Hernández
Noel Lugo
Norberto Fernández
Odalis Ibáñez
Olga Ramos
Otto Tianga
Pedro and Annie Alfaro
Popi Cioffi
Ramón Lío
Raúl Piélago
Rita Guerra
Roberto & Michelle Abreu, & omo’risha
Tony Acosta
Tony Pena
Willie Zapata
Xiomara Guerra
Yoleise Salomón

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