Del periódico El Nuevo Herald
Associated Press
La Habana

Miles de cubanos se preparan esta semana para ir arrodillados y vestidos con atuendos violetas a rendirle tributo a una deidad heredada de la fusión entre las culturas hispana y africana, a la que unos le dicen San Lázaro y otros Babalú Ayé.

El 17 de diciembre los cubanos irán a la localidad del Rincón, en la provincia Habana, para hacer promesas, pedir favores, agradecer milagros o simplemente orar ante el dios.

”Ese día de cada año, por la tarde, voy al Rincón, por mi hija”, contó a la AP, Enrique, un obrero de la construcción que no quiso dar a conocer su apellido.

La antropóloga Natalia Bolívar dijo a la AP que “la tradición de hacer promesas a San Lázaro es muy profunda y arraigada en la isla, se le ofrendan cosas porque es el milagroso, el que cura las enfermedades”.

Según los especialistas, este sincretismo es el mejor ejemplo del sentimiento religioso y étnico de la isla, porque en él se sintetizan las influencias hispana y africana que marcaron su religiosidad.

Se considera a Babalú/San Lázaro especialmente la deidad que da consuelo a los enfermos de lepra y de la viruela, así como a la que le piden quienes padecen enfermedades venéreas y de la piel.

Los historiadores opinan que eso se debe a que un icono de San Lázaro fue llevado en el siglo XVI a una zona de La Habana en donde se había confinado a las víctimas de esas dolencias.

”San Lázaro es una creencia que viene de España: para la Iglesia Católica, el 17 de diciembre es el día de ese santo, el de la parábola bíblica de San Lucas, identificado como el hombre harapiento con los perros que le van lamiendo las llagas”, manifestó la especialista.

En Cuba durante la Conquista, los esclavos africanos adjudicaron a los santos católicos las atribuciones de sus propios idolos: la Caridad del Cobre es Ochún, la Virgen de Regla es Yemayá y la Virgen de las Mercedes es Obatalá, según explicó Bolívar.

Se calcula que alrededor de 200,000 personas hacen la peregrinación.

Alejandra Rivas, una oficinista de 38 años quien tiene una hija de 8, contó: “Yo nunca he ido al Rincón, pero algún día tendré que ir con la niña, porque mi mamá siempre me dijo que iba a llevar a la niña para cumplir una promesa, pero falleció antes de hacerlo”.

Sandra Villacampos, una funcionaria de 43 años, relató: “Tengo una vecina que va todos los años a cumplir la promesa de su hermano que se fue a Estados Unidos en los años 80”.

En otros países Babalú Ayé es también una deidad conocida: En Haití como Legba Pied Cassé; en Santo Domingo, Legba; en Trinidad y Tobago, Sakpana y en Brasil, Omolu, Shapanan, Sakpata, Obaluaie y Alapo.

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